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aferró la almohada con el brazo, hundió la cabeza y se movió hasta que consiguió un
lugar oscuro.
De todos modos, Florian apagó las luces y ella lo oyó cruzar la habitación y sentarse en
la otra cama y empezar a desnudarse.
Ella empezó a dormirse otra vez, lentamente. Mañana por la mañana le tocaría el turno
al tío Giraud en el Concejo. Después al secretario Lynch, de Ciencias; al secretario Vinelli,
de Defensa; al almirante Khalid... Dios, Khalid; y después ella de nuevo, en cuanto
terminaran los demás. Esperaba que Giraud y Lynch lo hicieran bien. Y cuando le tocara a
Vinelli y a Khalid, Giraud podía preguntar como cualquiera de los demás.
Eso sin tener en cuenta que Khalid iba a atacar al tío Giraud y a Lynch como había
hecho con ella.
Iba a ser una semana muy larga.
O dos.
Vamos a ganar en lo de la cuarentena, había predicho Giraud desde el principio. Es
imposible que la Unión haga un movimiento contra Gehenna sin sacar naves de guerra, y
no hay forma en que podamos ir a la guerra con la Alianza cerca de Gehenna. Lo que
podemos perder es la posición que tome la Unión acerca de esa gente, si los consideran
ciudadanos de la Unión y usan eso como un arma ante la Alianza, o si negocian un
protectorado conjunto con la Alianza y los «halcones» tienen mucho interés en ello. Lo
que está en juego es el apoyo político de Khalid.
Las coaliciones centrista y expansionista eran exactamente eso: coaliciones. Los
«halcones» estaban intentando hacer surgir algo nuevo a partir de los pedazos de las dos:
eso era lo que había salido a la superficie con la ascensión de Khalid. Eran demasiado
importantes en el gobierno para considerarlos marginales. Eran reales. Todo lo que había
preocupado a Ari senior era realidad ahora, la vieja locura territorial de la Tierra había
encontrado un tema y un momento para salir a la superficie.
Y aquí estaba ella, con los argumentos de Ari senior y las manos atadas a la espalda.
Sabes lo que representaría para la Unión si descubrieran lo que hice, había dicho Ari
senior. Así que ella no podía decirlo. No podía hablar de las cosas de Sociología que ni
siquiera este departamento sabía que había hecho para Ari senior. No podía decir al
Concejo nada sobre el trabajo de grupos profundos que había llevado a cabo Ari, o sobre
el hecho de que Ari había estado diseñando, e instalando, imperativos en los grupos de
trabajo azi, entre los militares, en muchos sitios, incluyendo los grupos profundos de los
azi de Gehenna.
La cosa ya estaba funcionando. Por diseño, el treinta por ciento de los azi que había
planificado Ari senior y luego sacado de Reseune, y el treinta por ciento de los azi que
usaban las cintas de Reseune en cualquier lugar del universo, tendrían niños y les
enseñarían, en toda la Unión. Determinado número de estos azi habían obtenido la
condición de CIUD ya en 2384, en Fargone y luego en otros sitios. Muchos de ellos
estaban en Ciencias, muchos más en Defensa. Los azi de Defensa no podían conseguir
documentos de CIUD hasta que se jubilaban, pero sobre todo eran seres humanos y
podían tener hijos o criar chicos de otros. Muchos lo harían, porque estaban en los grupos
profundos. El resto de esos azi estaban dispersos en todos los electorados, sobre todo en
Industria y Ciudadanos, exactamente donde eran más fuertes los centristas, un grupo
mental que tenía un error en sus grupos profundos, una tendencia Ari hacia las cosas.
Incluso otros psiquiatras se sentirían mal al saber lo que ella había hecho, a menos que
estuvieran en eso también o a menos que fueran tan buenos como Ari senior,
simplemente porque lo que ella hacía era un tipo de programa muy aceptado, un tipo de
grupo mental azi muy básico. Ella lo había mostrado al Concejo, incluso les había
explicado el programa. No podían ver lo que hacía con todos esos psicogrupos militares
porque las conexiones eran tan amplias y tan abstractas, excepto cuando una mente azi
viva los integraba y entraba con ellos en la matriz social.
Eso era lo que había asustado tanto a Ari senior.
Ahora había miles de ellos. No una cantidad proporcionada para toda la Unión, pero el
programa funcionaba y esas cintas todavía producían azi. Incluso en los laboratorios
secundarios, para los tipos más simples y amables que ellos entrenaban, había actitudes
diseñadas para mezclarse con los tipos mentales de los azi de Reseune de forma muy
especial.
Busca la palabra pogromo, había indicado Ari en sus notas para ella, y sabrás por qué
temo por los azi si la gente averigua demasiado pronto lo que hice.
O demasiado tarde.
No sé lo que hice. Pero los ordenadores de Sociología, en mis tiempos, no podían ver
más allá de veinte de nuestras generaciones. Yo sí. Traté de diseñar sistemas
logarítmicos, pero no confío en ellos. Los agujeros que hay en mi pensamiento tal vez
sean los vacíos que hay en los paradigmas. Esa cosa me escupe «Campo demasiado
amplio» cada vez que ejecuto el programa en toda su amplitud.
Y estas palabras ya están empezando a hartarme.
Te voy a decir una cosa: si alguien amenaza con acceder a los ficheros, otra persona
quiero decir, hay un programa que los mueve y los ordena bajo otras claves, de modo que
parecerán muchos ficheros distintos y el programa mentirá continuamente sobre el
alcance de los ficheros y otros datos para que los intrusos se pasen la vida tratando de
encontrarlos.
Pero, por Dios Santo, no los uses hasta que estén tirando la puerta abajo: es muy
peligroso. Tiene aspectos defensivos.
Ahora voy a darte las palabras clave para desorganizar el sistema.
Tiene tres partes.
Primera palabra clave: el año de tu nacimiento.
Segunda palabra clave: el año del mío.
Tercera palabra clave: aniquilar. [ Pobierz całość w formacie PDF ]

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